EL ARTE DE HACER PREGUNTAS.

28.01.2015 13:46

 

Por Olúwo Olórí-ire.

Dr. (Maxímilian J. Sandor).

 

La capacidad de hacer preguntas es unas de las habilidades del ser humanos más ignoradas y menospreciadas. Todas las personas deberían perfeccionar continuamente esta habilidad tan fundamental, especialmente aquellos quienes preguntan a los Orichas directamente. Además, dominar esta habilidad es imprescindible para aquellos que preguntan a los Orichas cuestiones para otros. Sino no se es capaz de formular la pregunta aceptada, todo acto de adivinación es irrealizable o degenera charlatanería.

La importancia de la habilidad de formular las preguntas aceptadas es tan fundamental que incluso podría decirse que refleja el estado de desarrollo personal de cada individuo. El progreso desarrollado en esta habilidad es también una buena medida del desarrollo personal de cada individuo.

Como hacer las preguntas aceptadas no se puede aprender de la noche a la mañana, ni tampoco puede aprenderse simplemente leyendo un libro o asistiendo a una charla aunque esto pueda servir como guía o incentivo.

Ahora vamos a investigar cuales son los aspectos principales de formular la pregunta aceptada.

El primer y más obvio problema que puede observarse es la ausencia de la pregunta. Tanto en el trabajo, relaciones personales o materias espirituales, si las preguntas no se hacen, tampoco se pueden resolver o identificar aquellas condiciones que necesita cambiar.

Por ejemplo: alguien quiere Dàfá porque nunca ha recibido un aumento de salario en diez años de trabajo. Al preguntarle cuando fue la ultima vez que pidió un aumento contestó nunca le dije que pidiera a su jefe un aumento de salario antes de pedir Dàfá por este motivo. Esta persona fue atendida y recibió un buen aumento de salario ese mismo día.

Las razones por las que se evita preguntar son principalmente faltas de coraje y desorientación en general. Estas razones suelen estar basadas en sucesos dolorosos del pasado y solo pueden remediarse a largo plazo a través de un proceso de re-energización generalizada de la persona.

El paso mas importante a dar tras conseguir el valor para preguntar es averiguar que se quiere preguntar. Esto puede parecer de poca importancia pero es una barrera encontrada con frecuencia.        

Por ejemplo: una joven no era feliz en su relación sentimental, pero no sabía por qué. Parecía como si ella tuviera todo lo que podría imaginarse. Durante Dàfá se hiso evidente que ella era hija de Olla y se sentía demasiado controlada por su pareja. Esta presión subconsciente la hacia infeliz. Una vez equipada con el conocimiento de que quería preguntar, y con la ayuda de Òrúnmìlà, fue bastante fácil conseguir una solución duradera.

Cuando ya se sabe cual es la pregunta adecuada, uno debe averiguar cuidadosamente si existen otras razones o intenciones ocultas tras esa pregunta. Si la pregunta esta basada en una razón o intención incorrecta, la pregunta estará equivocada así como la respuesta.

Por ejemplo: alguien quería Dàfá porque el deseaba cortejar a una dama que conocía desde hacía unos meses. El estaba seguro de que esta dama se sentía atraída hacia él, pero no podía explicarse porqué la dama siempre  se excusaba para evitar salir con él. Ifá  explico que ella estaba casada, y que no deseaba traicionar a su esposo. Durante Dàfá apareció como una situación inexplicable, pero un  mes mas tarde, el preguntante averiguo que el esposo había aparecido de repente. Resulta que había pasado un tiempo en la cárcel, y que la dama no deseaba hablar de eso hasta que el esposo volviera.

Las razones o intenciones ocultas son los peores enemigos del adivinador, ya que estas pueden desviar al incauto y llevar al preguntante al camino equivocado.

Otras preguntas, aun sin razones o intenciones ocultas simplemente no tiene sentido. Sencilla y llanamente no tienen nada que ver con la realidad.

 

 

Por ejemplo: ¿Tiene el tigre más dinero que una casa?

Nota: cuando presento ese ejemplo en mis charlas, a menudo escucho que nadie preguntaría semejante estupidez. Sin embargo, no suelen pasar muchos minutos hasta que alguien comete ese mismo error y nadie se percata hasta que yo lo hago notar. Ciertamente, este ejemplo es un tanto simple, pero tiene muchas variaciones, algunas de las cuales son difíciles de detectar.

Un ejemplo concreto de una cuestión sin sentido es preguntar algo que ya se sabe cual es la respuesta.

Por ejemplo: preguntado a una mujer ¿eres una mujer?

En Ifá estas preguntas son tabú, y por supuesto que preguntarla trae consecuencias negativas, como muchas otras acciones de la vida cotidiana. Aunque parezca evidente que nadie preguntaría semejante cuestiones, ciertas variaciones poco obvias ocurren con demasiada frecuencia.

Una vez que se sabe exactamente que se quiere preguntar, y parece ser que esto tiene sentido, hay que formular cual es la pregunta aceptada. Existen muchos libros a cerca de este sujeto. Filosofías enteras están basadas en ella o se dedican exclusivamente en la formulación de preguntas aceptadas. Es imposible cubrir todos estos ángulos en menos de cientos de páginas.

Aquí exponemos algunas reglas básicas para que sirvan como guía:

-          Evita formulaciones negativas (“Que   No…   Nunca…”) ya que no suelen comunicar lo deseado y a menudo producen el efecto contrario.

-          Usa sujetos descriptivos, tal como “yo” “nuestra familia”, etc. Para indicar a quien corresponde la pregunta a resolver.

-          Sé específico en lo que busca, pero no demasiado.

-          Plantea la pregunta dentro de un contexto temporal razonable, según sea lo preguntado.

La formulación correcta de frases y preguntas es una gran tarea lingüística y filosófica. Siempre es una buena idea estudiar estos aspectos tan profundamente como sea posible.

La proverbial ‘pregunta acertada en el momento acertado’ indica la importancia de elegir el momento adecuado para hacer cada pregunta. Muchos chistes se basan en esto, y frecuentemente (pero no siempre) la gente encuentra el momento adecuado para cada pregunta por intuición.

Finalmente, el modo de hacer preguntas juega un papel importante en la determinación de las respuestas recibidas.

Cada parte del discurso (“oro”) tiene un substrato emocional, basado en un Odù. Hacer una pregunta  (y del mismo modo, dar una orden) con una energía equivocada puede causar resultados inesperados.

Por ejemplo: el preguntar ¿qué quieres? De un modo cordial invita a una respuesta positiva y cooperante. La misma pregunta, hecha con un tono duro inducirá malos sentimientos.

Reflexionar cuidadosamente a cerca de la pregunta a formular también ayuda a ampliar el contexto en el que se encuentra el preguntante. Como resulta imposible determinar  claramente todo este contexto, un Awo a menudo visita a otro Awo para obtener  ìdàfá acerca de asuntos importantes.

El aspecto más problemático del arte de hacer la pregunta acertada es la tendencia a hacer preguntas de tipo ‘Sí/No’.

Aunque realmente existen ocasiones apropiadas para hacer preguntas de este tipo, la mayoría de las veces NO es el caso. El universo no está basado en decisiones de tipo ‘Sí/No’, ya que es multifacético, basado en la profundidad del Odù, intrínsecamente, no existe ‘Sí’ o ‘No’ en el universo. Estas son claramente abstracciones de la mente humana, o sea se deja de considerar las cualidades del objeto u objetivo. Apoyarse en preguntas de tipo ‘Sí/No’ a menudo va correlacionando con una tendencia a pedir a otros que tomen tus propias decisiones por ti.

Delegar tus decisiones a otros es una forma de evitar tu propia responsabilidad, cargándosela a la persona delegada.

Un ejemplo de este tipo de preguntas inapropiadas es ¿debo comprarme un auto?.

Típicamente, si la empresa falla, el preguntante hará responsable de este fallo al preguntando “pero el me dijo que comprara el auto y ahora… “

La palabra responsabilidad a menudo trae una connotación negativa. Mucha gente la ve como una carga, en vez de cómo una oportunidad para conseguir provecho de la vida. Una persona sin responsabilidad no es más que un títere controlado por otro, siempre siguiendo órdenes. Nadie puede disfrutar honestamente de los beneficios de sus propias empresas sin saber con certeza que el responsable de su creación y maduración. Respecto a todo esto Ifá proporciona la ayuda mas profunda que uno pueda imaginarse y lo hace para todos los aspectos de la vida.

Ashé!